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Neuropsicología geriátrica (página 2)



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Finalmente, es frecuente observar un comportamiento autodestructivo indirecto en los ancianos ingresados en instituciones cuando se niegan a tomar la medicación o rechazan la asistencia médica, se niegan a participar en las actividades y luchan con sus cuidadores para hacerse con el control, se muestran hostiles, ansiosos y evitan situaciones. Estas conductas deberían alertar al clínico y a los cuidadores de la presencia de una depresión subyacente y síntomas de ansiedad concomitantes (Morgomin, 2012).

Dado que la población de ancianos está aumentando en Estados Unidos por ejemplo, en el futuro será cada vez más importante la detección de estos trastornos subyacentes, la aplicación de un tratamiento intensivo y el tratamiento de la tendencia al suicidio en las personas de edad avanzada.

  • Demencia

La demencia se refiere al daño severo de las funciones intelectuales. Dicho término deriva etimológicamente del privativo "de" y "mens", que quiere decir inteligencia. Los pacientes con demencia se han clasificado también según su padecimiento por ejemplo, demencia "presenil" o "senil", "síndrome cerebral orgánico" o "crónico", "arteriosclerosis" o "atrofia cerebral". Estos términos han sido sustituidos por otros más específicos, puesto que se han modificado desde que Esquirol lo introdujo en 1838. Estas modificaciones han incluido la introducción de terminología más específica, por ejemplo demencia por enfermedad de Pick, demencia por enfermedad de Creutzfeldt – Jakob, demencia por enfermedad de Alzheimer, entre otras.

La demencia es un término que engloba una serie deenfermedades crónicas que presentan síntomas básicamente similares: un declive progresivo de todas las funciones intelectuales. En concreto, la característica esencial de una demencia consiste en el desarrollo de múltiples déficits cognoscitivos que incluyen un deterioro de la memoria y al menos una de las siguientes alteraciones cognoscitivas: afasia, apraxia, agnosia o una alteración de la capacidad de ejecución.

El "Delirium" y la "Demencia" son dos términos que suelen confundirse pero que son significativamente diferentes a pesar de presentar diferencias sutiles. En la mayoría de los casos, el delirium está sobreañadido a la demencia, puesto que una enfermedad cerebral subyacente puede aumentar la susceptibilidad a los estados confusionales producidospor los medicamentos u otras enfermedades médicas, sobre todo en el paciente anciano. En estos casos, es necesario esperar a la resolución del delirium para poder realizar el diagnóstico de demencia.

Así mismo, los individuos con demencia son especialmente vulnerables a los factores estresantes, tanto físicos como psicosociales, lo que puede precipitar o agravar su déficit intelectuales además de agravar su estado de salud.

Es importante señalar que la demencia no es una dolencia normal del proceso de envejecimiento. Los trastornos de demencia son provocados por procesos patológicos anormales (de naturaleza genética o vascular, entre otros) y pueden afectar tanto a las personas jóvenes como a los ancianos. El curso de la demencia en los sujetos jóvenes suele propiciar un declive cognitivo mucho más rápido incluso en semanas a diferencia del declive presentado en los ancianos, que puede durar años.

Otro aspecto esencial con el cuál hay que realizar un diagnóstico oportuno es el deterioro cognitivo. El deterioro cognitivo se ha asociado a la edad y erróneamente suele tomarse como sinónimo de demencia. De hecho, actualmente existe una confrontación teórica acerca de la entidad denominada como "olvido benigno de la vejez" y Deterioro Cognitivo Leve. En ambos casos existen ligeros cambios en la memoria y en el procesamiento de la información pero sin que se afecte la vida diaria del sujeto e incluso sin que se manifieste progresión de los síntomas. El envejecimiento puede conllevar cierto deterioro de la memoria, específicamente en la memoria episódica, en tareas de recuerdo libre y de reconocimiento. Existe, además, un enlentecimiento de los procesos de pensamiento incluida la aritmética, y un alargamiento del período de latencia ante la toma de decisiones.5 sin embargo, estos cambios no son lo suficientemente drásticos como para afectar la vida diaria del sujeto. Existen diferencias entre las características de procesamiento de la información y del lenguaje entre población anciana y juvenil, pero las diferencias son demasiado sutiles para tener relevancia clínica. Por otra parte, tampoco está totalmente claro si obedecen exclusivamente a diferencias debidas a la edad o a un efecto cohorte. En cualquier caso, se tiene que tener en cuenta no es sencillo distinguir entre el inicio de un síndrome demencial y los cambios cognitivos asociados al envejecimiento, cuestión que hace más difícil la distinción entre ambos.

El interés por estas enfermedades y su atención médica especializada ha crecido en forma considerable. Esto se debe a que el aumento de la población anciana y la incidencia de estas enfermedades también han incrementado.

Se supone que en el año 2040 podrá haber más de 6 millones de personas que tengan enfermedad de Alzheimer.

La incidencia de dicha enfermedad de se duplica cada cinco años después de cumplir los 65 años de edad, y se cree que casi la mitad de las personas de 85 años o más padecen de algún tipo de demencia. La demencia y el delirium son los dos trastornos mentales más frecuentes en la población anciana. Hasta un 50% de las demencias al ingreso tienen un delirium asociado y entre el 25-50% de los delirium tienen una demencia de base. La dificultad para diferenciar estas dos entidades es un problema muy frecuente en la práctica clínica diaria.

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Autor:

Dalena Caridad Hernández Urbay (Lic. en Psicología)

Norma Navarro Elizagaray (Master en Psicología)

Gernier Rojas Carrazana (Dr. en Medicina)

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